Si contempla el litoral de Llucmajor, en algunas zonas de menor profundidad, puede ver el agua transparente del mar con tonalidades azul turquesa más claras que corresponden a fondos marinos de arena. Junto a ellas se pueden observar zonas más oscuras, verdes o parduzcas según la época del año. Generalmente se corresponden con hábitats de posidonia oceánica. Las praderas de posidonia son esenciales para la vida en el Mediterráneo, oxigenan el agua manteniendo su transparencia, absorben CO2 y son el hábitat de múltiples especies que encuentran en ellas refugio y alimento. La posidonia oceánica no es un alga sino una planta fanerógama endémica del Mediterráneo, con todas sus partes: raíz, tallo, hojas, inflorescencia y frutos.
Cuando sus largas hojas se desprenden siguiendo su ciclo natural caen al fondo marino y luego el oleaje las deposita en las playas. Por tanto, estos depósitos de hojas sobre la arena no son basura, bien al contrario, son una protección natural contra el oleaje que contribuye a evitar la erosión de la playa. Tradicionalmente las hojas se recogían para usos agrarios y ganaderos como abono, alimento y cama para animales en establos, entre otros. Tanto es así que el antiguo camino que conducía a s’Arenal se denominaba camí de s’Algar ya que los campesinos se dirigían a esta zona donde se acumulaba este material vegetal.
Actualmente se retiran las hojas por un componente estético a causa del uso turístico aunque ello comporta una pérdida de arena. Las praderas de posidonia están protegidas por ley y se prohíbe anclar sobre ellas. Se instalan boyas especiales para que los barcos puedan amarrar sin causar daños.
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