Trencadors y marès identidades del pasado, huellas del presente

El marès, así denominado en Mallorca, es una roca sedimentaria resultado de la consolidación y solidificación de antiguas dunas litorales formadas por arena y restos biológicos marinos, como conchas y fósiles. Su formación se remonta al período Cuaternario, hace 2,5 millones de años.

Se conocen registros de centenares de canteras desde principios del siglo XV. Llucmajor guarda una profunda relación con su pasado de explotación de canteras de marès, con alguna todavía en activo. Los afloramientos de este material se encuentran presentes en un 41% del término municipal; por ello, las canteras fueron parte del paisaje y de la vida de Llucmajor.

En los alrededores de s’Arenal se localizaban multitud de explotaciones de marès, lo que propició que a finales del siglo XIX se asentase en este lugar una aldea, habitada en buena medida por canteros y pescadores. La extracción de las piezas de marès se hacía a mano (modalidad conocida en Mallorca como a la mala), y los canteros se denominaban trencadors. En 1958 se patentó la primera máquina de extracción de marès, por lo que el oficio inició un rápido declive hasta su desaparición.

Es fácil encontrar vestigios de estas explotaciones en el mismo interior de s’Arenal. La iglesia y algunas otras casas se encuentran cimentadas sobre roca arenisca, donde se puede ver claramente el talud de roca natural sobre la que se erigen. En el parque de Joan Ferre se instaló una reproducción de un molino que se utilizaba para izar los sillares desde el fondo de las canteras. La romería del Pancaritat de s’Arenal se celebra en una cantera cercana de Son Verí.

En los campos de los alrededores, así como en la costa a nivel del mar, se pueden ver los cortes de extracción de los sillares, paisajes que son testimonio de esta actividad. De hecho, existe toda una zona denominada Les Pedreres de la Seu, que muestra una porción de la costa modificada por la explotación de las rocas que sirvieron para la construcción de la catedral, entre otros edificios. Su situación en la ribera del mar facilitaba su transporte en barca hasta la fábrica del templo.

En 2021, una interesante exposición sobre este tema recogió testimonios e información relevante sobre el oficio.

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